Factores que deterioran libros y documentos impresos en papel

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Factores que deterioran libros y documentos impresos en papel

En la actualidad cada vez nos parece más natural tener acceso a la información a través de los medios digitales. Cuando hace algunos años comprábamos el periódico todos los días o visitábamos una biblioteca pública para buscar algún título que quisiéramos leer o para consultar volúmenes para hacer una investigación, hoy en día hacemos todo eso desde la comodidad de nuestros hogares simplemente presionando un botón. Gracias al esfuerzo de muchas personas se han podido digitalizar millones de libros, revistas y periódicos, sin embargo la preservación de los ejemplares físicos continúa siendo una prioridad y es por ello que se deben tener ciertos cuidados especiales para evitar su deterioro.

Los factores que causan deterioros en libros y documentos son diversos y se pueden catalogar en físicos, biológicos, químicos y humanos. En los humanos encontramos el desgaste por el uso ocasionado por la continua manipulación del material con la que restos de grasa, saliva, sudor y suciedad quedan impregnados en las hojas. En este punto también se encuentra la mutilación, ya sea intencional o accidental, lo que incluye roturas en las hojas, desprendimiento de páginas y de las pastas. Otro factor que entra en esta categoría es la realización de anotaciones, subrayados, dibujos y otro tipo de intervenciones con tinta, lápiz y marcadores que causarán daños asociados con los agentes físicos y químicos.

Ya que hemos tocado el punto de agentes químicos explicaremos a qué se refieren. En el deterioro por agentes químicos se engloba tanto la descomposición natural del papel como la oxidación de la tinta, ya sea la que se utilizó para imprimir el libro o documento, o con la que se hicieron anotaciones y subrayados. Las tintas pueden ocasionar un proceso de oxidación que afecta al papel y esto, sumado a que muchas veces se utilizan papeles con altos niveles de ácidos que experimentan una descomposición química, genera un deterioro de las publicaciones fácilmente identificable por el cambio en la coloración del papel.

Por otro lado en los agentes físicos se encuentran, por así decirlo, los mayores enemigos de los libros y documentos: el fuego, el agua, la humedad y el exceso de luz. El fuego, como es bien sabido, destruye por completo cualquier documento, por esta razón es necesario que se sigan ciertas medidas de seguridad en bibliotecas de cualquier tipo sin importar qué tan grande sea su acervo. Las instalaciones eléctricas deben recibir un mantenimiento periódico para evitar fallas que ocasionen un incendio, y el uso de productos inflamables así como fumar debe estar prohibido. Ahora bien, si alguna vez te has preguntado por qué la luz de las bibliotecas suele ser tenue aquí te damos la respuesta: una iluminación excesiva, ya sea natural o artificial, puede acelerar los procesos de oxidación del papel lo que ocasiona que se desintegre. Si notas que las hojas han adoptado un color amarillento o que la tinta comienza a emborronarse, o bien, si al leer sientes fatiga ocular, posiblemente tu biblioteca personal o la que visitas tenga demasiada luz.

En lo que a la humedad se refiere, es un problema que además de afectar el estado de los libros y cualquier tipo de documento impreso en papel, puede ocasionar problemas de salud y daños en la estructura del edificio. El exceso de humedad ocasiona que el papel se pudra y favorece el desarrollo de bacterias, moho e insectos que se encargan de destruirlo poco a poco. Por esto se recomienda que se mantenga una temperatura estable en el recinto y una humedad relativa entre el 30% y 50%. Para nivelar estos porcentajes y tratar el exceso de humedad una vez que se ha presentado el problema se puede utilizar un deshumidificador, que es un aparato que se encarga de extraer el vapor de agua que se encuentra en el ambiente para condensarlo y eliminarlo directamente al desagüe dejando un aire seco en la habitación.

El uso del deshumidificador puede contribuir no sólo a que desaparezcan los problemas causados por la humedad, sino también por los agentes biológicos que deterioran el papel, como los animales, entre los que se encuentran principalmente insectos como polillas, termitas y los llamados “pescaditos de plata”. Estos insectos proliferan en entornos húmedos y se alimentan del papel, además de que pueden causar daños en las estructuras que soportan a los libros, principalmente si son muebles de madera, o bien, en el caso de los pescaditos de plata incluso pueden dañar puertas y ventanas que han sido selladas con silicón pues se alimentan de este material. Otro agente biológico que se ve favorecido por la presencia de humedad es de origen vegetal y es el tan conocido moho que destruye el papel, aunque sólo se presenta cuando está expuesto a la luz pues los hongos requieren de ella para desarrollarse.

Aunque un deshumidificador puede ayudar a solucionar estos problemas asociados con el exceso de humedad, debido a que seca el aire se pueden presentar otras situaciones que afecten el estado de los libros. Por esta razón es necesario hacer mediciones para determinar el porcentaje de humedad en el ambiente, mismo que debe estar en un balance con la temperatura del lugar, esto se hace con un higrómetro y un termómetro. Es recomendable que la temperatura del lugar se encuentre alrededor de los 20ºC y que la humedad relativa, como ya mencionamos, se encuentre entre el 20% y el 50%.

Uno de los agentes biológicos de origen animal que también afecta gravemente a los libros y documentos son los roedores, que además pueden dañar el estado de las instalaciones eléctricas. Para combatir este problema se recomienda acudir con especialistas en control de plagas y principalmente tomar medidas de limpieza, evitando la acumulación de basura y restos de alimentos que podrían atraer a ratas y ratones.

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