Deshumidificadores en la industria textil

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Deshumidificadores en la industria textil

Los materiales textiles son higroscópicos, lo que quiere decir que absorben o ceden humedad en función de la humedad relativa del ambiente en el que se encuentran. Por esta razón, es necesario tener un control sobre los niveles de humedad en la industria textil, pues de lo contrario se pueden presentar problemas en los diferentes procesos a los que es sometido el material textil, ocasionando daños que disminuyan la rentabilidad del negocio por las pérdidas materiales que ello pueda representar.

Para crear un ambiente controlado en la industria textil se puede recurrir a diferentes tipos de equipamiento y es el uso de deshumidificadores y humidificadores los que permitirán regular el nivel de humedad relativa que pueda ocasionar daños en los textiles. Sin embargo, antes de instalar cualquier tipo de equipo se tiene que hacer un estudio de las necesidades de los materiales textiles con los que se trabaja ya que los diferentes tejidos tienen características muy particulares que hacen que bajo ciertas condiciones sea más sencillo manipularlos. Por ejemplo, cuando el nivel de humedad en el ambiente es muy bajo los textiles se secan, lo que puede favorecer el trabajo en lana, seda, rayón viscoso y acetato de celulosa. Por otro lado, si la humedad relativa es muy alta los textiles se saturan de humedad, condición que podría resultar favorable para el trabajo con materiales como el algodón, el cáñamo, el yute y el lino.

Para comprender el comportamiento de la humedad en el ambiente y la manera en que los deshumidificadores y humidificadores funcionan es necesario que definamos dos conceptos: humedad relativa y aire saturado. La humedad relativa es el parámetro que se utiliza para medir la cantidad de humedad contenida en el ambiente y responde a la relación entre la presión del vapor de agua que el aire es capaz de contener y la presión del vapor saturado a la misma temperatura. Por su lado, al hablar de aire saturado nos referimos a la capacidad máxima de agua que el aire es capaz de contener y conservar sin posibilidad de absorber más agua. Esto quiere decir que a una temperatura atmosférica determinada corresponde una cantidad definida de humedad y cuando esta cantidad rebasa el rango recomendado o está por debajo del mínimo aceptable se puede recurrir a un aparato que se encargue de eliminar el exceso de vapor de agua en el aire o bien, de humectar el ambiente liberando vapor de agua en el ambiente (esto es en términos simples lo que hace un deshumidificador y un humidificador, respectivamente).

Como hemos mencionado, los textiles son materiales higroscópicos pero, a pesar de que tienen la capacidad de modificarse según la humedad relativa del lugar en el que se encuentren, no todos tienen el mismo comportamiento. Es la estructura de las fibras textiles la que determina que el material absorba más o menos humedad y por ello, para poder tener un control eficiente sobre el ambiente donde se trabajen con esas fibras es necesario hacer un estudio previo para conocer el comportamiento del material bajo diferentes niveles de humedad. Para ello se utilizan herramientas de medición que permitan conocer el regain de la fibra, es decir, la masa de agua que contiene el textil y la humedad, entendiéndola como la masa total de agua contenida en el material textil.

En las pruebas de calidad a las que se someten los productos textiles se mide el regain de las fibras y aunque la  masa de agua contenida en el material puede variar en cada proceso al que es sometido, existe un valor legal determinado bajo normas internacionales para efectos de comercialización. De ello que sea tan importante controlar la cantidad de humedad en la industria textil.

Si bien, algunos textiles se comportan mejor en condiciones de alto grado de humedad, los mayores riesgos de daños en los materiales son ocasionados justamente por un alto índice de humedad. Esto aplica no sólo durante los procesos de producción, sino también en el almacenamiento y es bastante común que los textiles embalados presenten moho cuando el almacén tiene un alto índice de humedad relativa por la falta de sistemas de control del ambiente. Además del moho, en un entorno demasiado húmedo, las fibras pueden decolorarse y deformarse, lo que genera fuertes pérdidas en la industria.

La mejor manera de contrarrestar los efectos de la humedad es instalar deshumidificadores, pero no es conveniente que nos confiemos sólo en un método de control de humedad. Aunque el exceso de humedad causa los mayores problemas en la industria textil y puede echar a perder grandes cantidades de material, la falta de humedad también puede traer sus propias complicaciones y por ello se recomienda que se cuente con humidificadores y se complementen estos sistemas con equipos de ventilación que renueven el aire periódicamente. El uso de un humidificador puede aportar mayor eficiencia en el hilado reduciendo los cortes de los hilos, disminución del polvo y pelusa, control de estática (evitando que los productos terminados atraigan pelusas y deshilachados y que se produzcan atascos en las máquinas); ayuda a prevenir la pérdida del peso de los productos y a conservar la calidad del hilo en cuanto a resistencia y elasticidad.

Como puedes ver, crear un ambiente equilibrado es necesario para garantizar una óptima productividad y aumentar la rentabilidad de la industria. Pero no sólo eso, sino que también ayuda a aumentar la seguridad de los trabajadores pues bajo los niveles de humedad adecuados las máquinas operan mejor, se reducen las posibilidades de atascos y se reduce el polvo, las pelusas y el deshilachado que podría ocasionar problemas de salud y accidentes a quienes operen la maquinaria.

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